El Ayuntamiento de Tijuana emprendió un nuevo esfuerzo por tratar de sacar del mundo de las drogas a personas sin hogar.
Jesús Rivera es un ejemplo de voluntad.
Recuperó su vida tras 25 años de adicciones, 13 de ellos viviendo en la canalización del río.
«La familia, los hijos, la sociedad, Dios, a mí no me importaba. La justicia, la ley, no me importaba”.
Se sabía parte de la ciudad, pero también ajeno.
«Ver tanta sangre, ver tanta muerte, ver tanta prostitución, tanta maldad, tanta injusticia, para nosotros que nos sentíamos rechazados, todo eso me fue creando un daño psicológico”.
El pasado Ayuntamiento en Tijuana retiró a cientos de personas del llamado bordo, pero no hace mucho regresaron.
Ahora el municipio anunció que atendió a 350 personas sin hogar.
Como en el pasado, un número no especificado fue enviado a centros de rehabilitación.
La directora del Instituto Municipal Contra las Adicciones, Martha Álvarez, afirma que la comunidad terapéutica del municipio apoyará con especialistas a los centros que los recibieron.
Asegura que cuando su salud mental mejore, podrán integrarse voluntariamente con ellos.
Así fue como Jesús Rivera salió adelante. Nadie lo obligó.
«Empecé como a delirar, a hablar sólo debajo de los puentes. Dentro de la compuerta me empezaba a perder, porque era tanto mi deseo de un cambio».
Las acciones del gobierno anterior fueron poco transparentes y no resolvieron el tema de fondo.
Este gobierno dio el primer paso, pero aún falta para conocer los resultados.
Por lo pronto la experiencia dice que la fuerza no es la solución, y tampoco la poca transparencia.