La franquicia veracruzana atraviesa una crisis que lo puede llevar a la ruina.
Llueve sobre mojado a la plaza de Veracruz en la Liga MX, envuelta en un mundo de problemas para sostenerse en esta máxima categoría del balompié nacional.
Empezando por los lamentables actos violentos en las tribunas del Estadio Pirata Fuente, mismos que comenzaron cuando cayó el último gol en el 3-0 de Club Tigres sobre el CF Veracruz.
El deslumbrante lleno en el inmueble se vio oscurecido por la reprobable actitud de algunos pseudofanáticos, frustrados por el resultado y desquitándose con quien se les pusiera enfrente.
Dicha reacción provocó la ira del director técnico Ricardo «Tuca» Ferretti y del delantero francés André Pierre Gignac, desesperados por el maltrato que algunos seguidores de Tigres sufrieron de quienes defienden de mala manera a Tiburones Rojos.
Inspectores y comisión disciplinaria tomarán cartas en el asunto.
Horas antes, representantes del ayuntamiento de Boca del Río, dueño del Estadio, llegó para tomar control de la taquilla. La razón se debe al adeudo que tiene Fidel Kuri, propietario del club, con el municipio por el uso del lugar.
Kuri ha sido advertido varias veces de no permitir más partidos de Tiburones en el Pirata, si no paga.
Y para variar, el equipo jarocho bajó a la penúltima posición de la tabla porcentual con este duro revés, peligrando su estadía en Liga MX.
Una victoria de Monarcas Morelia sobre Toluca FC, mandaría a los «Escualos» al sitio 18.