domingo 16 marzo, 2025

“Sonríeme Kevin”, la casita educativa donde niños con autismo aprenden.

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Gisela, madre de un niño con autismo decidió crear su propio sistema educativo.

Kevin es un niño con autismo severo, y esta es la historia de una madre que al buscar oportunidades para su hijo encontró puertas cerradas, por eso, como ella dice, decidió abrirlas.

A los 2 años, Kevin le regaló su primera sonrisa a Gisela: su madre.

A los 4, un médico le diagnóstico autismo severo y desde ese entonces su mamá, educadora de profesión, se ha dedicado a crear oportunidades para su hijo que nadie más le dio.

Dice que el primer paso fue reconocerlo, su profesión le había dado la oportunidad de identificar algunos síntomas, pero aun así, nadie está preparado.

Buscó entre centros de ayuda y organizaciones un lugar donde Kevin desarrollara habilidades pero no lo encontró.

Entonces, creó el suyo: Casita de Apoyo Educativo: Sonríeme Kevin.

En ese lugar, situado en su propia casa en Sánchez Taboada Produtsa, estudian otros niños con autismo, unos más pequeños que otros quienes aprenden a encontrar su propio talento.

Pero la escuela, no solo es para ellos, aquí también sus padres aprenden a crear canales de comunicación con sus hijos y a romper los esquemas, como dice Gisela, que ellos no viven en su mundo sino en el nuestro y que debemos aprender a convivir.

Kevin recién cumplió 12 años, adora la película de Madagascar, es inquieto, ama los besos, es curioso y descubrió su talento: el dibujo.

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