Desde hace una década ayuda a hijos de adictos y familias en precarias condiciones.
En este día de la mujer, reconocemos el trabajo de aquellas mujeres que todos los días son ejemplo en su comunidad, como Silvia Saucedo, quien todos los días da de comer a los niños sin cobrar un solo peso.
Desde hace 10 años Silvia ha servido el alimento a niños de la colonia Maclovio Rojas, desde entonces sirve diariamente entre 100 y 150 platos de comida.
Ella dirige junto con su familia La Casa del Alimento, un comedor comunitario enclavado en una zona rural del este de Tijuana.
A su casa llegan niños pero también algunos adultos, muchos de ellos son hijos de padres adictos o madres solteras que trabajan en maquiladoras.
Felipe es su esposo, y como él dice: su brazo izquierdo. Ambos inician su día desde las 6 de la mañana, aunque hubo un tiempo en que la crisis y la demanda del servicio los obligó a despertar desde las tres.
Para él, su esposa es una mujer extraordinaria que podría compararse con una hormiga atómica, que no deja de trabajar por su familia ni la comunidad.
Para ambos, el papel de la mujer en sus comunidades debe ser reconocido y valorado.
Pero para Silvia el trabajo que realiza es el mejor legado para sus hijos, no solo los de sangre, sino todos aquellos que entran a su casa por un plato de comida.
Lo cierto es, que desde la periferia, en colonias como El Refugio, Valle Redondo y otras que colindan con la Maclovio Rojas, muchos conocen el trabajo del «desayunador» como lo llaman, pero también la atención y cariño que Silvia les da.