Crece número de visitantes en Ensenada por el avistamiento de ballenas.
Para la ballena gris no hay fronteras, a diferencia de lo que hoy ocurre con las políticas migratorias, este mamífero atraviesa países desde Alaska hasta México y siempre es bienvenido.
Las costas de Ensenada, entre la isla Todos los Santos y Bahía Punta Banda, se han convertido en paso obligado para uno de los espectáculos naturales más grandes del mundo: la travesía de la ballena gris.
Desde el mar de Bering en Alaska situado al oeste de Canadá, inicia la ruta de unos 20 mil ejemplares, entre diciembre y enero cuando empieza la temporada helada y las aguas de aquella región se congelan.
La ballena pierde luz y alimento por eso migran hacia el sur en búsqueda de un sitio para sobrevivir durante esa temporada, y hasta finales de abril -cuando concluye el ciclo- ese lugar es la península de Baja California.
El espectáculo histórico en las costas del estado, también ha significado una forma de vida para unas 150 familias de Ensenada, quienes han aprendido a convivir con la especie, pues como dice el Capitán Ramírez, por elección ella es mexicana.
Pero el aprecio y el respeto que nace entre los habitantes de Ensenada por este mamífero, se multiplica entre los turistas que cada año viven la experiencia de subir a una embarcación o una lancha para navegar por más de una hora solo para observarla.
Durante la temporada pasada unas 6 mil personas visitaron Ensenada por el avistamiento de ballenas, pero según cifras de la Secretaría de Turismo del Estado esperan que este año se supere esa cifra.
Actualmente nueve de cada 10 visitantes son mexicanos, particularmente de la entidad y de los estados de Sonora, Sinaloa y Jalisco. El resto que viene de otros países, es principalmente de California, Estados Unidos, aunque empiezan a llegar de más lejos.
A diferencia de entre los países, para la ballena gris no existen fronteras en el mar abierto y en su viaje de norte a sur siempre es bienvenida por los mexicanos.