En dos años ningún agente le ha llamado para la investigación.
Las corporaciones de investigación en Baja California han dejado solas a madres de familia que claman por la desaparición de sus hijos. Ellas, por su cuenta, terminan realizando la labor de la autoridad.
Así, entre escombros, basura y tierra, María del Pilar busca a su hijo de 29 años en Tijuana.
Hace dos años no sabe de él, y desde entonces prácticamente investiga cada rastro.
Aunque denunció ante el Ministerio Público, dice que ninguno de los agentes a cargo del caso le han llamado en dos años.
Pero aún sin su ayuda, ha encontrado señuelos de Marco.
La búsqueda de su hijo la llevó a un terreno, en Módulos Otay, en el que encontró aparentemente huesos.
Un hueco de unos tres metros tapado con basura, del que escapa olor a putrefacción, fueron los indicios.
María del Pilar no es la única, familias que integran colectivos como “Una Nación BuscandoT” o “Unidos por los Desaparecidos de Baja California” también buscan a los suyos.
Y lo hacen con sus recursos.
En los últimos meses fueron localizadas dos fosas clandestinas en la colonia Maclovio Rojas, pero se estima que existen al menos 75 sitios en la zona costa del estado.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) abrió una carpeta con 30 casos de desaparición, e investiga si existe alguna omisión de la fiscalía estatal por no buscarlos.