Muchos ya llevan meses en Tijuana y prefieren trabajar de manera independiente.
Algunos puntos de Tijuana se han convertido en sitios de colocación de empleo para migrantes y deportados, quienes prefieren pararse en las esquinas y esperar a que alguien los recoja para algún trabajo.
Recién amanece cuando deportados e inmigrantes centroamericanos se paran en la esquina, sobre la calle Las Rocas y prolongación Paseo de los Héroes, para alcanzar un lugar dentro de las camionetas que diariamente se paran ahí para ofrecer trabajo.
El tipo de labor puede ser muy diferente, construcción, fontanero, carpintero o cualquier otra ocurrencia, lo que sí sucede siempre es que el salario es muy raro cuando rebasa los 250 pesos por día.
Algunos de los que llegaron a esta esquina terminaron aquí porque en su momento, cuando fueron deportados, no encontraron apoyo gubernamental o social que les permitiera ser incluidos en el campo laboral de Tijuana.
Las historias que narran estos hombres que diario están en la esquina, dan cuenta de cómo han sido víctimas de detenciones a manos de policías y de las veces que han sido rechazados por su aspecto.
Otros prefieren permanecer aquí, que ir a una fábrica, porque gastan menos y pueden tener un poco de mejores ingresos, dicen que algunos patrones son buenos porque les dan de comer, y los llevan y traen del trabajo, pero otros aprovechan la necesidad e incluso no pagan.
En tanto el número de migrantes y deportados crece en esta esquina, y en otros puntos de la ciudad como a las afueras de los refugios, la Secretaría del Trabajo del Estado celebra un convenio con el Instituto Nacional de Migración (INM) para darles empleo: call centers y maquiladoras han sido las opciones.
El problema, según autoridades, es que los migrantes cuando recién llegan no se acercan a pedir apoyo porque su prioridad es regresar a Estados Unidos, y es hasta que pasan los meses cuando ya se encuentran en una situación precaria, cuando empiezan a buscar empleo.
