Una fractura de pierna lo deja fuera del resto de la competencia, rumbo al Super Bowl.
Foto: Marcio José Sánchez (AP Photo).
Una victoria de los Oakland Raiders por 33-25 sobre los Indianapolis Colts no pudo enmascarar lo obvio.
En Derek Carr, Raiders no sólo perdieron a su mariscal de campo de franquicia, sino un candidato a Jugador Más Valioso que le dio al equipo un tiro legítimo, para aspirar a ganar su primer Super Bowl desde 1984.
Los Raiders tienen un roster de estrellas emergentes. Como el apoyador Khalil Mack, los receptores Amari Cooper y Michael Crabree, el tacle ofensivo Donald Penn, para nombrar unos pocos.
Pero ningún jugador ha simbolizado el crudo regreso de los Raiders a la relevancia, como lo había hecho Carr.
El pasador de tercer año dio un gran paso adelante en 2016 en miles de formas: juego de pies y precisión entre ellos.
Pero la decisión de Carr se ha destacado. Los errores han sido hacia abajo, los objetivos se extendieron, él lee más en capas.
Y lo más importante, se convirtió en una pieza central consistente y confiable. Lo que se sentía como una conexión cruda, pero intrigante con Cooper la temporada pasada, ha progresado en un ataque aéreo bien aceitado y sofisticado; suficiente como para alterar estratégicamente basado en el oponente.
El tiempo de su recuperación sigue siendo indefinido por fractura de pierna y Matt McGloin tomará su lugar por el resto de la competencia.