La gente no me deja abajo, me han dado cobijas dice.
Esta es la historia de Don Mariano, un hombre de la tercera edad que duerme en la calle, batallando ante la intensa ola de frío que se está viviendo en el puerto de Ensenada.
Mariano Gómez tiene 65 años, es invidente de nacimiento, huyó de su casa en Chihuahua por los malos tratos y la discriminación de su propia familia.
Llego a Tijuana y le fue peor, unos ladrones lo dejaron con una mano adelante y otra atrás, después de juntar una “feriecita” mendigando decidió mudarse a Ensenada porque escucho que era una ciudad más tranquila con gente de buen corazón.
Las frías noches con brisa que se vienen registrando en la zona del Bajío calan los huesos de cualquiera, pero Don Mariano apacigua los vientos invernales con licor barato y unas viejas cobijas que lleva a todos lados en un costal, cuando cae la noche se acurruca contra los helados muros de un congal de la zona de tolerancia y se tapa para guarecerse de las baja temperaturas.
Al igual que Don Mariano, decenas de migrantes pasan frío en las Calles de Ensenada y buscan arroparse en cualquier rincón para soportar el descenso del mercurio.