Estados Unidos aceptó pagar a los hijos de inmigrante que murió en 2010.
El gobierno estadounidense aceptó pagar un millón de dólares a los hijos del inmigrante Anastasio Hernández para poner fin a la demanda civil en contra de doce agentes fronterizos que hace casi siete años propinaron una golpiza que derivó en la muerte del mexicano.
Anastasio Hernández Rojas, murió en junio de 2010 días después de un altercado en el que recibió golpes y descargas eléctricas por parte de agentes federales en la antigua zona de deportaciones muy cerca de la garita de San Ysidro.
El hecho fue evidenciado en dos videos que dieron la vuelta al mundo, en los que se muestra como ante la vista de cualquiera, los oficiales rodearon al mexicano quien se encontraba esposado en el suelo sin mostrar resistencia y en más de una ocasión pidió ayuda.
El acuerdo presentado ante la corte federal de San Diego y que todavía debe ser aprobado por un juez, propone que el monto sea repartido entre los cinco hijos de Hernández Rojas, mientras que un cuarto de dicha cantidad sería destinado a cubrir con los gastos de representación legal.
La familia había presionado a las autoridades para que se presentaran cargos criminales a los oficiales involucrados en la golpiza, pero en noviembre de 2015, el Departamento de Justicia de Estados Unidos cerró la investigación al no encontrar evidencia suficiente para determinar que los agentes actuaron con malicia.
En respuesta, activistas llevaron el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en Washington D.C. como parte de la lucha por obtener justicia en un asunto que causó la indignación de la comunidad fronteriza.