La Universidad de Washington de St. Louis presentó un estudio en el que señalan que la afectación en el ritmo del sueño ocurre en personas que muestran evidencia temprana y preclínica de Alzheimer.
Esta conclusión se publicó en la revista JAMA de Neurología y se espera que ayude a los médicos a identificar a las personas en situaciones de riesgo, sabiendo que el alzheimer puede dañar el cerebro entre 15 y 20 años antes de que aparezcan síntomas clínicos.
En uno de los estudios que se realizaron se muestra que los ratones tienen afectaciones circadianas similares que aceleran el desarrollo de placas amiloideas en el cerebro que están vinculadas con la aparición de alzheimer.
En otros estudios realizados en seres humanos y animales encontraron que los niveles amiloides aumentan cuando el sueño es afectado o cuando una persona no duerme lo suficiente.
Con esta investigación las afectaciones en el ritmo circadiano puede servir como un biomarcador para la enfermedad, en conclusión se espera seguir observando los patrones de sueño en personas con riesgo de padecer de alzheimer.