Indigentes adaptaron huecos como dormitorios en el puente de la calle Sexta.
El Puerto de Ensenada se ha convertido en una ciudad de turistas y de indigentes, cada día es más común observar bajo los puentes que cruzan el arroyo, a decenas de personas sin hogar: cocinando, lavando ropa, acumulando desperdicios, personas abandonadas por sus familias o migrantes que no regresaron a casa, hombres y mujeres que lo han perdido casi todo y que viven al margen de una sociedad que no quiere verlos ni ayudarlos.
El puente de la Calle Sexta fue inaugurado el 15 de julio del año 2009, en aquel entonces tuvo un costo 20 millones de pesos y fue diseñado para desfogar el tráfico vehicular de la Avenida Juárez y Calle Novena. Hoy se ha convertido en la residencia de 18 indigentes, que adaptaron los huecos entre los pilotes y la losa como dormitorios.
Luis Enrique tiene 24 años, lleva 4 meses viviendo bajo el puente, él y sus colegas viven en una espacie de comunismo primitivo donde se comparten las sobras del día.
La mayoría son víctimas habituales del alcoholismo y la drogadicción, sin documentos de identidad salen todos los días a revisar los botes de basura para reciclar a veces reciben ayuda humanitaria de asociaciones religiosas y grupos de rehabilitación.
Hace un año Marcos trabajaba como carrocero y vivía en una casa rentada de la Colonia Loma Linda, dice que fue desalojado en un día lluvioso, todas sus cosas fueron sacadas a la calle, en sus vueltas para reclamar justicia perdió su empleo le robaron sus pertenencias, sin un centavo en la bolsa ya no le quedo de otra que dormir bajo el puente.
Marcos, Luis Enrique y sus amigos viven en condiciones deplorables, prenden fogatas, cocinan y hacen sus necesidades fisiológicas en el arroyo Ensenada, en el último año han sido levantados por la policía más de 50 veces, después de pasar 12 horas en las celdas por vagancia, regresan a donde mismo, bajo el puente para seguir viviendo en la sombras.
