Brazos Abiertos brinda asesoría a familias de policías caídos.
Son 12 años desde que la señora María y su esposo perdieron a su único hijo, Sergio Acosta, luego de que lo emboscaran y dispararan, mientras cumplía con su labor policial de proteger a la ciudadanía.
A pesar de los años, para ellos no ha pasado el tiempo. Siguen recordándolo como si hubiera sido ayer. Hoy solo quedan las fotografías, sus cenizas y las anécdotas que comparten con amor a sus tres nietos.
Hecho que ha marcado sus vidas, pero les ha servido de experiencia para ayudar a otras familias de policías en Tijuana que han pasado por lo mismo, quedando desamparadas.
La asociación civil Brazos Abiertos se dedica a brindar asesoría y apoyos económicos a las viudas e hijos de policías que han fallecido en la última década, sosteniéndose de donativos que realizan cada año los mismos policías y la comunidad.
Y es que ellos también tienen familias que los esperan en casa y esta asociación da la certeza de que si algo malo les llega a pasar, sus familias no estarán solas.
Hoy se repite la historia con el fallecimiento del agente de la Policía Municipal, César Gallardo, quien perdió la vida este domingo durante un enfrentamiento con delincuentes en la colonia Ejido Rojo Gómez, en La Pesa Rural.
El director de la asociación, Alberto Licona, se encuentra con la familia afectada, apoyándolos en la realización de los trámites correspondientes.
La también tesorera de Brazos Abiertos A.C., comentó que el sentimiento que comparten todos los que perdieron a un policía, es el mismo: una “injusticia” por que solo estaban siendo héroes por Tijuana.
Aunque no lleva la contabilización de los policías caídos en cumplimiento de su deber, María Irene dijo que perder a un familiar en un hecho violento es algo que no se borra de la memoria, pero queda el sentimiento de por qué le pasó a alguien que solo realizaba su trabajo por la ciudadanía.
